martes, 22 de marzo de 2011

El tiempo a nuestro favor

Hay un consejo que nunca nos cansaremos de repetir a nuestros clientes: “no esperéis demasiado para encargarnos la gestión de vuestros impagos”.
Esta insistencia viene motivada porque sabemos que gran parte del éxito en el recobro de deudas se basa en que no haya pasado demasiado tiempo desde que se generaron.
Todos sabemos que en el mundo del transporte existen empresas que tienen una “curiosa” forman de cumplir con sus obligaciones de pago: únicamente pagan aquello que se les reclama. El deudor que ha optado por esta forma funcionar, cuando lleva un pequeño retraso en sus pagos de dos o tres meses va a priorizar el pago de aquellas deudas que le puedan suponer problemas a nivel jurídico: Si recibe una comunicación de un abogado es muy probable que pague precisamente esa deuda antes que otras para evitar que se le repercutan más gastos. Aun si decide hacer caso omiso al fax remitido por el abogado, con total seguridad que no ocurrirá lo mismo cuando se encuentre con nuestra demanda judicial: entonces pagará.
Sin embargo, si hemos dejado pasar meses o años antes de encargar la gestión del impago de una deuda aumentan las posibilidades de que el deudor que dos años atrás nos hubiera pagado se encuentre en una situación de falta de liquidez, incluso concursal, en la que ya no le resulte rentable pagar, y prefiera dormir la situación en el farragoso mundo de la justicia.
Es por eso que nunca nos cansaremos de repetirlo: cuanto antes mejor. Antes incluso del vencimiento que el deudor nos impone en sus órdenes de carga (tema que trataremos en próximas entradas): a la mínima sospecha de que estamos ante una demora “maliciosa” debemos dar la gestión del impago a un profesional del derecho.
Como en otros muchos asuntos, “coger” el impago a tiempo nos lleva al mejor de los pronósticos.

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